Enrique el Cuentista
Elie Wiesel, escritor
rumano, premio Nobel de la Paz
en 1986, dijo alguna vez: “Dios creó al hombre porque le encantan los cuentos”.
Si en esta aseveración
hay, más allá de lo que cada uno ponga adentro de la palabra Dios, algo de
cierto, Enrique es uno de esos personajes que sin duda harán sentir a Dios que
todo esto valió la pena. Porque Enrique es un entusiasta cultor de los cuentos.
Un señor que, con
aspecto de adulto serio, se deja habitar por ese niño imprescindible para
jugar, con la seriedad con que sólo juegan los niños, a ese maravilloso juego
de construir historias con palabras.
Y puedo decir que Enrique se lanza a jugar con
entusiasmo, con cuidado y con respeto. Entusiasmo que lo lleva a un compromiso
vital con cada personaje. Ningún personaje está porque sí en los cuentos de
Enrique.
Cuidado en el uso de las
palabras, Enrique sabe, por ejemplo, que no es lo mismo desvestirse que desnudarse.
Y entonces se toma el trabajo, placentero para él, de elegir. Podremos acordar
o no con tal o cual palabra, pero el tendrá siempre un motivo para haber puesto
esa y no otra.
Y respeto por el lector,
porque para él los cuentos deben entretener, pero no sólo entretener, deben
invitar a pensar, pero no sólo a pensar, también deben invitar a sentir.
Y si puedo decir esto,
es porque Enrique, generosamente, me ha permitido conocer ese espacio/tiempo
donde se cocinan sus cuentos. Y puedo decir que cuando se entra en esa cocina
hay un delicioso aroma a pan tostado y café recién hecho, que es como decir
aroma a cosa auténtica.
Celebro con profunda
alegría el nacimiento de este blog, felicito a Enrique y, con el mayor de los
respetos, digo que imagino a Dios agradecido.
Francisco
(Pancho) Mondino
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